Pues eso, el negocio de la supraliga europea, es decir, billetes y más billetes sólo para equipos top. Elitismo en estado puro.
Nos dejamos de méritos, de querer mejorar año a año, de tener un plan tipo Sevilla, Dormunt o Basilea a 5 o 10 años y querer ser alguien en la élite. Empezando por abajo en la siempre recordada UEFA y llegando a lo más alto, la Champions League.
Personalmente siempre me ha gustado la UCL, la fase de grupos, los viajes transeuropeos, los nuevos equipos, los equipos desconocidos de Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Finlandia o Macedonia. Una competición top. Una superliga en todo su esplendor.
Lo que ha pasado recientemente es un atentado contra el mejor fútbol del mundo, el europeo. Y los «clubes más decentes e intachables de Europa» (sí Real Madrid, sí Barcelona, sí M. City, sí Liverpool, sí peseteros del fútbol) son los que se han lanzado a por los billets y se han olvidado de la verdadera filosofía de este gran deporte.
Siento vergüenza ajena por los 3 equipos que nos representan en esta humillante competición y que deseo de corazón se cancele o, sino es así, los equipos participantes sean duramente sancionados y excluidos del fútbol UEFA y FIFA, y siento envidia alemana y francesa (quién lo iba a decir…).
Pues no, yo quiero seguir confiando en la magia de la UCL y deseando ver cada año nuevos equipos, nuevos retos y, sobre todo, muy buen fútbol, que lo habrá, con sus sorpresas, sus clásicos europeos y su inolvidable himno.
#verguenza
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